El rigor de la historia
Han pasado ya cinco meses desde que Kingdom Come: Deliverance nos obsequiase con su sincera y épica propuesta. No tuvo unos inicios fáciles, de hecho le habrían venido de perlas dos o tres meses más de desarrollo para salir a la venta con un acabado razonable. El caso es que Warhorse Studios no ha parado de parchear y cuidar a su criatura desde entonces, y si se analizara KC:D a día de hoy, con todas sus actualizaciones y extras, el resultado y la valoración final serían bastante diferentes, y es lo que voy a tratar de hacer. En cualquier caso, incluso con sus innumerables bugs iniciales, la creación checa merece muchas más alabanzas que ataques furibundos.
Y al quinto parche resucitó…
Aunque la intención principal es analizar Kingdom Come: Deliverance como si apareciese hoy a la venta, es casi imposible no echar la vista atrás y rememorar la generosa cantidad de situaciones anómalas generadas por sus cientos de bugs. Eso sí, ya forman parte del pasado y algunos hasta eran simpáticos, pero en su día supusieron un auténtico quebradero de cabeza para todos los que nos embarcamos ilusionados en el Action RPG histórico de Warhorse Studios. Creo recordar, si la memoria no me falla, que el famoso parche del día uno alcanzó la nada despreciable cifra de 23 GB.
En fin, es hora de pasar página, KC:D es un producto en plena forma en la actualidad. Hace unas semanas recibimos de forma gratuita un modo Extremo realmente interesante y un DLC Premium -de pago- From the Ashes/Resurgir de las Cenizas, donde nos convertimos en merino con la función de reconstruir y gestionar la aldea de Pribyslavice. Durante el resto de año y comienzos de 2019 aparecerán tres ampliaciones Premium más, junto con algún extra de regalo. Es innegable que el binomio Warhorse Studios-Daniel Vávra quiere compensar al jugador y cerrar su obra con una extensión, contenido y acabado notables. Imaginemos por un instante que estamos desprecintando el juego otra vez, o acabando de descargar la versión intangible de la tienda digital correspondiente. Ha llegado la hora de regresar a una Skalice plena de vida, con todos y cada uno de sus habitantes vivitos y coleando…